dostoyevski/los-hermanos-karamazov
Resumen muy breve
Rusia, años 1860. En una ciudad de provincia vivía Fiódor Pávlovich Karamazov, un terrateniente corrupto y libertino que tuvo tres hijos de dos matrimonios diferentes.
Dmitri mantenía una violenta disputa con su padre por una herencia y por Gruchegnka, una mujer seductora que ambos deseaban. El segundo hijo era un intelectual atormentado por cuestiones filosóficas.
El hermano menor vivía en un monasterio bajo la guía del starets Zósimo.
Una noche, Fiódor Pávlovich fue asesinado y robado. Todas las sospechas recayeron sobre Dmitri, quien había amenazado públicamente a su padre. Durante el juicio, Iván reveló su famoso poema del Gran Inquisidor a Aliocha.
Sólo hay tres fuerzas capaces de subyugar para siempre la conciencia de esos débiles revoltosos: el milagro, el misterio y la autoridad. Tú rechazaste las tres.
El verdadero asesino era Smerdiakov, el sirviente epiléptico e hijo ilegítimo de Fiódor. Iván había inspirado el crimen con sus ideas nihilistas. Smerdiakov se suicidó e Iván enloqueció por la culpa. Dmitri fue condenado injustamente a trabajos forzados en Siberia, pero encontró la redención espiritual en su sufrimiento.
Resumen detallado por partes y libros
Parte 1
Libro 1. Historia de una familia
La historia comenzó con Fiódor Pávlovich Karamázov, un terrateniente libertino y corrupto que contrajo matrimonio con Adelaida Ivanovna Miusov.
Tras la muerte de su primera esposa, Fiódor abandonó a su hijo Dmitri, quien fue criado por parientes. Luego se casó con Sofia Ivanovna, con quien tuvo a Iván y Alexei, pero también la maltrató hasta su muerte. Los tres hermanos crecieron separados de su padre, quien los desatendió completamente.
Libro 2. Una reunión fuera de lugar
Años después, los hermanos Karamázov se reunieron en el monasterio para resolver disputas familiares ante el starets Zósimo, un anciano espiritual venerado.
Dmitri Fiódorovich, el hijo mayor, era un oficial retirado apasionado e impulsivo, atormentado por deudas y celos.
Iván Fiódorovich era un intelectual ateo de 24 años, atormentado por ideas filosóficas sobre Dios y la moralidad.
Aliocha, el menor, era un novicio monje de corazón puro que servía como mediador en los conflictos familiares.
Libro 3. Los sensuales
El conflicto central giraba en torno a Gruchegnka, una hermosa mujer joven que había cautivado tanto a Fiódor Pávlovich como a Dmitri.
Dmitri confesó a Aliocha su tormento interior y su filosofía sobre la naturaleza dual del hombre. Reflexionó sobre la belleza y las contradicciones humanas:
La belleza es algo espantoso. Espantoso porque es indefinible, y no se puede definir porque Dios sólo ha creado enigmas. Los extremos se tocan; las contradicciones se emparejan.
Parte 2
Libro 4. Escenas
Tras la muerte del starets Zósimo, su cuerpo se descompuso rápidamente, causando escándalo entre los monjes y laicos. Aliocha, profundamente afectado por esta crisis espiritual, abandonó temporalmente el monasterio. Durante este período de duda, conoció mejor a Catalina Ivanovna, la prometida de Dmitri.
Aliocha también se encontró con un grupo de escolares y conoció al capitán Snieguiriov, cuyo hijo Iliucha había sido humillado por Dmitri. El capitán, por orgullo, rechazó el dinero que Aliocha le ofreció de parte de Catalina Ivanovna para ayudar a su familia.
Libro 5. Pro y contra
Iván y Aliocha mantuvieron una profunda conversación filosófica en una taberna. Iván expuso su rechazo a la creación divina debido al sufrimiento de los inocentes, especialmente de los niños. Desarrolló su teoría sobre la moralidad:
Si no hay inmortalidad del alma, no hay virtud, lo que quiere decir que todo está permitido. Es una teoría seductora para esos fanfarrones.
Iván narró a Aliocha su poema «El Gran Inquisidor», donde Jesucristo regresa a Sevilla durante la Inquisición. El Gran Inquisidor lo arresta y le reprocha haber dado libertad a la humanidad, argumentando que la Iglesia, aliada con el diablo, ofrece felicidad mediante control y autoridad. Cristo responde únicamente con un beso, y el Inquisidor lo libera. Esta parábola representaba la lucha entre la fe y la razón que atormentaba a Iván.
Mientras tanto, Smerdiakov, el sirviente epiléptico y posible hijo ilegítimo de Fiódor Pávlovich, manipulaba sutilmente la situación familiar.
Libro 6. Un religioso ruso
Antes de morir, el starets Zósimo compartió sus enseñanzas sobre el amor universal, la responsabilidad mutua y la verdadera libertad a través de la vida espiritual. Sus palabras resonaron profundamente:
Todos somos culpables ante los demás por todos y por todo, y yo más que nadie. Esta es la suerte que se reserva aquí abajo a las madres.
El starets también definió su visión del infierno como la incapacidad de amar, y murió serenamente después de transmitir su sabiduría espiritual a sus discípulos.
Padres míos, ¿qué es el infierno? Yo lo defino como el sufrimiento de no poder amar. El amor es un tesoro tan inestimable, que, a cambio de él, puedes adquirir el mundo entero.
Parte 3
Libro 7. Aliocha
Aliocha experimentó una crisis espiritual tras la descomposición del cuerpo de Zósimo, pero encontró renovación a través de un encuentro con Gruchegnka y una visión mística de su maestro. Esta experiencia lo transformó y lo impulsó a regresar al mundo para cumplir su misión.
Libro 8. Mitia
Dmitri, desesperado por conseguir dinero para saldar sus deudas con Catalina Ivanovna y atormentado por los celos hacia Gruchegnka, intentó sin éxito obtener fondos de varios prestamistas. En su desesperación, se dirigió a la casa de su padre creyendo que Gruchegnka estaba allí. Al no encontrarla, una furia parricida se apoderó de él, pero en el último momento se contuvo. Sin embargo, golpeó al sirviente Grigori, quien intentó detenerlo.
Dmitri huyó y descubrió que Gruchegnka había viajado a Mokroie con su antiguo amante. Consiguió dinero, organizó una fiesta y partió hacia allá, decidido a vivir su "última noche" antes de suicidarse. En Mokroie, tras una noche de celebración desenfrenada, Gruchegnka finalmente le confesó su amor, rechazando a su antiguo seductor.
Libro 9. La instrucción preparatoria
La felicidad de Dmitri se vio truncada abruptamente cuando llegaron las autoridades para arrestarlo por el asesinato de su padre. Fiódor Pávlovich había sido encontrado muerto con el cráneo fracturado. Durante el interrogatorio, Dmitri negó rotundamente haber matado a su padre, aunque admitió haber tenido la intención y haber golpeado a Grigori. Confesó un secreto vergonzoso: había dividido el dinero que Catalina Ivanovna le había confiado, gastando la mitad y guardando la otra, sintiéndose como un ladrón pero no un asesino.
No solamente he querido matarlo, sino que he podido y he estado a punto de hacerlo. Pero mi ángel guardián me ha salvado del crimen. ¡No he matado!
Parte 4
Libro 10. Los muchachos
Mientras Dmitri permanecía en prisión, Aliocha se dedicó a cuidar del enfermo Iliucha, el hijo del capitán Snieguiriov. El niño se encontraba gravemente enfermo, atormentado por la culpa de haber agredido a Aliocha por lealtad a su padre humillado. Kolia Krasotkine, un muchacho inteligente y precoz, se unió al grupo de amigos que visitaban a Iliucha, trayendo consigo al perro Escarabajo, que el niño creía perdido. Esta reunión llenó de alegría los últimos días de Iliucha, quien finalmente murió, dejando a su padre devastado y a sus amigos unidos por el dolor y los buenos recuerdos.
Libro 11. Iván Fiodorovitch
Iván comenzó a sufrir un colapso mental, atormentado por la culpa de haber inspirado indirectamente el asesinato de su padre. Mantuvo tres entrevistas con Smerdiakov, quien finalmente confesó haber matado a Fiódor Pávlovich, justificando sus actos con la filosofía nihilista de Iván. Smerdiakov devolvió el dinero robado y posteriormente se suicidó. Iván experimentó alucinaciones, incluyendo una confrontación con una aparición diabólica que representaba sus propios pensamientos más oscuros. El seminarista Rakitine, cínico y ambicioso, observaba estos eventos con interés periodístico.
A pesar de su estado mental deteriorado, Iván decidió confesar la verdad en el juicio, convencido de su responsabilidad moral en el crimen. Su lucha interior reflejaba el conflicto central de la novela entre la fe y la razón, entre la responsabilidad moral y la libertad individual.
Libro 12. Un error judicial
El juicio de Dmitri se convirtió en un evento público de gran expectación. El fiscal Hipólito Kirillovitch presentó un caso sólido contra Dmitri, analizando la depravación de la familia Karamázov y argumentando que el acusado había premeditado el parricidio motivado por celos y codicia. Utilizó como evidencia principal una carta incriminatoria de Dmitri y los testimonios de varios testigos.
La defensa, dirigida por el hábil abogado Fetiukovitch, argumentó que no había pruebas concretas del crimen y sugirió que el verdadero asesino era Smerdiakov. Desacreditó testimonios clave y presentó la psicología como un "arma de dos filos", interpretando las acciones de Dmitri como evidencia de su inocencia más que de su culpabilidad.
Durante el juicio, varios testimonios favorecieron inicialmente a Dmitri. Aliocha testificó sobre la inocencia de su hermano, Catalina Ivanovna conmovió a la corte con relatos de la generosidad de Dmitri, y Gruchegnka acusó directamente a Smerdiakov. Sin embargo, el momento decisivo llegó cuando Iván, en pleno colapso mental, confesó haber instigado el asesinato. Catalina Ivanovna, en un ataque de nervios, presentó entonces la carta de Dmitri que lo incriminaba, revelando la compleja red de relaciones y culpas que envolvía a la familia.
A pesar del emotivo discurso final de la defensa, que argumentaba que Dmitri no podía ser culpado de parricidio cuando su padre nunca había sido verdaderamente un padre para él, el jurado lo declaró culpable por unanimidad. La sentencia sorprendió a todos los presentes, especialmente a Dmitri, quien mantuvo su inocencia hasta el final. En sus últimas palabras antes de ser llevado a prisión, expresó su aceptación del castigo no por el asesinato que no cometió, sino por sus intenciones:
Acepto el castigo no por haberlo matado, sino por haberme propuesto matarlo y porque tal vez lo habría hecho. Lucharé hasta el final, y luego será lo que Dios quiera.
La novela concluyó con el funeral de Iliucha, donde Aliocha pronunció un discurso conmovedor a los niños sobre la importancia de los buenos recuerdos y la fe. Mientras tanto, se reveló que Iván había planeado la evasión de Dmitri con la ayuda de Catalina Ivanovna, quien se sentía culpable por su testimonio. El plan era que Dmitri escapara a América con Gruchegnka, comenzando una nueva vida lejos de Rusia. La historia terminó con la promesa de redención y la esperanza de que el amor y la fe prevalecerían sobre el sufrimiento y la injusticia, temas centrales que Dostoyevski exploró a través del destino trágico de los hermanos Karamázov.
No hay pecado en la tierra que Dios no perdone al que se arrepiente de corazón. No existe pecado humano capaz de agotar el amor infinito de Dios.
Estas palabras del starets Zósimo resonaron como el mensaje final de la obra, sugiriendo que incluso en medio de la tragedia y la injusticia, la posibilidad de redención y amor permanece abierta para todos los seres humanos, sin importar la gravedad de sus pecados o sufrimientos.