Resumen breve
Nueva York, Las Vegas, Ámsterdam; aproximadamente años 2000-2010. La vida del joven Theo Decker cambió cuando perdió a su madre en un atentado terrorista en un museo, del que salió con el cuadro 'El jilguero'. Sin confesarlo a nadie, conservó la obra a pesar del riesgo de ser descubierto. Fue acogido por una familia acomodada, los Barbour, pero pronto reapareció su padre ausente, llevándolo a vivir a Las Vegas con su novia Xandra.
En Las Vegas, Theo conoció a Boris, un amigo problemático con quien compartió excesos, drogas y soledad. Allí sufrió otra tragedia tras la muerte de su padre en circunstancias turbias, lo que lo impulsó a huir a Nueva York. Encontró refugio con Hobie, anticuario socio del hombre moribundo que en el atentado le entregó el cuadro. Bajo su guía, Theo creció trabajando en la tienda, cometiendo fraudes en negocios de antigüedades que ocultaba con dificultad.
Años después, comprometido con Kitsey Barbour y atormentado aún por secretos y dependencias, Theo enfrentó nuevamente a Boris, quien le reveló haber robado 'El jilguero' y haberlo perdido en redes clandestinas de arte. La pérdida del cuadro representó un duro golpe para Theo:
El cuadro hacía que me sintiera menos mortal, menos común. Era puntal y reivindicación; era sustento y peso; la piedra angular que sostenía la catedral. Y ahora que se había desvanecido de repente debajo de mí...
Desesperado, viajó con Boris a Ámsterdam para recuperarlo, desencadenando un fallido encuentro que terminó en tiroteo y muerte. Theo sobrevivió, pero perdió nuevamente el cuadro. Hundido en la desesperación, consideró entregarse, pero Boris apareció sorprendiéndolo con la noticia de que el cuadro había sido recuperado por las autoridades mediante pistas anónimas que Boris facilitó. Con derecho a recomenzar su vida, Theo retornó con Hobie, aceptando sus errores pasados, dispuesto finalmente a enfrentar sus culpas y buscar la redención en el reconocimiento del valor perdurable del arte y la belleza frente al caos del mundo.
Resumen detallado por capítulos
Los subtítulos de los capítulos son editoriales.
Capítulo 1. Niño con calavera: Un día fatídico en el museo
Theodore Decker, un joven atormentado, se encontraba encerrado en un hotel de Ámsterdam, consumido por la fiebre y el miedo. A través de periódicos holandeses, intentaba descifrar noticias sobre un asesinato mientras su mente vagaba entre recuerdos dolorosos.
Su historia comenzó años atrás, cuando tenía trece años. Tras ser expulsado del colegio, Theo acompañó a su madre al Metropolitan Museum de Nueva York. Mientras recorrían la exposición de arte holandés, Theo se fijó en una niña pelirroja que lo cautivó. Momentos después, al separarse brevemente de su madre, una explosión sacudió el museo, cambiando su vida para siempre.
Capítulo 2. «La lección de anatomía»: Consecuencias del atentado
Entre los escombros, Theo encontró a un anciano moribundo que le entregó un anillo y le pidió proteger un pequeño cuadro: *El jilguero* de Fabritius. Aturdido, Theo tomó el cuadro y escapó del museo. Al regresar a su apartamento, descubrió que su madre había muerto en la explosión. Devastado y solo, fue puesto bajo tutela de servicios sociales, quienes buscaban un hogar temporal para él.
Capítulo 3. Park Avenue: Adaptándose a una nueva familia
Para evitar un hogar de acogida, Theo dio el número de los Barbour, la familia de su amigo Andy. Los Barbour, una adinerada familia de Park Avenue, lo acogieron temporalmente. La señora Barbour, inicialmente fría y distante, poco a poco comenzó a mostrar interés por él.
Theo regresó al colegio, donde se enfrentó a la incomodidad de sus compañeros y profesores. Mientras tanto, investigadores lo interrogaron sobre el atentado, pero él ocultó que tenía el cuadro. Atormentado por pesadillas y recuerdos, Theo recordó el mensaje del anciano moribundo y decidió buscar a alguien llamado Hobie.
Era como si en mi espíritu se hubiera operado un cambio químico, como si el equilibrio ácido de mi psique hubiera permutado y filtrado de mí la vida en aspectos imposibles de reparar o modificar, como una fronda de corales vivos que van endureciéndose hasta convertirse en hueso.
Capítulo 4. Piruleta de morfina: Encuentros con Hobie y Pippa
Siguiendo el mensaje del anciano, Theo encontró la tienda de antigüedades Hobart y Blackwell en Greenwich Village. Allí conoció a James Hobart (Hobie), el socio del anciano Welty, quien lo recibió con calidez. En la tienda también conoció a Pippa, una joven pelirroja que había sobrevivido a la explosión y era la sobrina de Welty.
Theo se sintió inmediatamente atraído por Pippa y comenzó a visitar regularmente la tienda. Hobie le enseñó sobre restauración de muebles antiguos, convirtiéndose en una figura paterna para él. Sin embargo, Pippa pronto se mudó a Texas con su tía Margaret, dejando a Theo desconsolado.
Nadie me había tocado así desde que mi madre había muerto —de forma tan afectuosa, sosteniéndome en medio de los acontecimientos confusos—, y, como un perro perdido y ávido de atención, experimenté una transferencia de lealtades...
La vida de Theo dio otro giro cuando su padre, a quien no veía desde hacía tiempo, reapareció con su nueva novia, Xandra. Su padre, un ex-actor alcohólico y jugador, reclamó la custodia de Theo y lo obligó a mudarse a Las Vegas. Antes de partir, Theo escondió cuidadosamente *El jilguero* y se despidió de Hobie, creyendo que no volvería a verlo.
Capítulo 5. Badr al-Dine: Nueva vida en Las Vegas
En Las Vegas, Theo se instaló en una casa vacía en un barrio desértico. Su padre pasaba poco tiempo en casa, dedicándose a apostar en los casinos, mientras Xandra trabajaba largas horas. Aislado y solo, Theo conoció a Boris Pavlikovsky, un chico de origen ucraniano con un pasado turbulento.
Boris y Theo se volvieron inseparables. Pasaban los días solos, sin supervisión adulta, experimentando con alcohol y drogas. Boris compartía historias de su vida nómada y su padre violento, mientras Theo añoraba Nueva York y escribía cartas a Pippa y Hobie que nunca enviaba.
Yo tenía la cabeza demasiado llena de Maine y de navegación para pensar en nada más... y empecé a pensar que quizá lo más inteligente era guardar el cuadro por el momento, como una especie de seguro durante los próximos tres años.
A medida que pasaba el tiempo, el padre de Theo se endeudó gravemente con prestamistas peligrosos. La situación empeoró cuando Boris comenzó una relación con Kotku, una chica mayor, creando distancia entre los amigos. Mientras tanto, el padre de Theo intentó acceder al dinero del fideicomiso de su hijo, lo que provocó una violenta discusión entre ellos.
Capítulo 6. «Tierra de hombres»: Tiempos difíciles y decisiones precipitadas
La vida en Las Vegas se volvió más caótica cuando Naaman Silver, un prestamista, comenzó a acosar a Theo por las deudas de su padre. La situación alcanzó un punto crítico cuando Theo se enteró de que su padre había muerto en un accidente automovilístico mientras conducía ebrio.
Tras la muerte de su padre, Theo y Boris planearon huir. Robaron dinero y drogas a Xandra y decidieron separarse: Boris se quedaría en Las Vegas mientras Theo viajaría a Nueva York con Popchik, el perro. Antes de partir, Boris besó a Theo, revelando la profundidad de su amistad.
De vuelta en Nueva York, Theo buscó refugio con los Barbour, pero el señor Barbour lo rechazó. Desesperado, acudió a Hobie, quien lo acogió sin dudarlo. Pippa estaba allí temporalmente, lo que alegró a Theo, pero pronto partiría a un internado en Suiza.
Cuando ves moscas o insectos en una naturaleza muerta... un pétalo marchito o una mancha negra en una manzana, el pintor te está transmitiendo un mensaje secreto. Te está diciendo que lo vivo no dura, que todo es efímero. Muerte en vida.
Lo que Theo no sabía era que Boris había cambiado *El jilguero* por un libro de texto antes de su partida, llevándose el valioso cuadro sin que Theo lo supiera. Este secreto permanecería oculto durante años, mientras Theo construía una nueva vida creyendo que aún poseía la obra maestra.
Capítulo 7. La trastienda: Refugio en Nueva York
Theo se instaló permanentemente con Hobie, quien se convirtió en su tutor legal. Enfermo y atormentado por pesadillas, Theo comenzó a recuperarse lentamente bajo el cuidado de Hobie. Llamó al abogado de su madre y se enteró de que tenía un fideicomiso que podría reclamar cuando fuera mayor de edad.
A pesar de la estabilidad que encontró con Hobie, Theo seguía obsesionado con *El jilguero* y atormentado por la culpa. Las noticias sobre la recuperación de obras de arte robadas del museo lo aterrorizaban, temiendo ser descubierto. Para sentirse más seguro, decidió guardar el cuadro (sin saber que era falso) en un almacén.
Capítulo 8. La trastienda (continuación): Aprendiendo el oficio de anticuario
Theo fue aceptado en un programa preuniversitario, pero su verdadera educación ocurrió en el taller de Hobie. Allí aprendió el arte de la restauración de muebles antiguos, desarrollando un ojo experto para distinguir piezas auténticas de reproducciones. Esta habilidad, junto con su conocimiento de antigüedades, sentaría las bases para su futuro profesional.
Con el tiempo, Theo se convirtió en socio de Hobie en el negocio de antigüedades, pero comenzó a vender como auténticas algunas de las reproducciones creadas por Hobie, iniciando un camino de engaños que eventualmente lo pondría en peligro.
Capítulo 9. Un mundo de posibilidades: Reencuentros y secretos
Ocho años después, Theo, ya adulto, se encontró con Platt Barbour, quien le informó de la trágica muerte de Andy y su padre en un accidente de navegación. Conmocionado, Theo visitó a la señora Barbour, quien había cambiado profundamente tras la pérdida de su esposo e hijo. Para su sorpresa, ella lo recibió con calidez y lo invitó a cenar con la familia.
Durante este período, Theo enfrentaba problemas en su negocio. Un cliente llamado Lucius Reeve había descubierto que algunas de las antigüedades que vendió eran falsificaciones. Reeve comenzó a chantajearlo, sospechando además que Theo tenía conexión con el robo de *El jilguero*.
Theo se vio obligado a confesar a Hobie sobre las falsificaciones vendidas, pero no mencionó el cuadro. Hobie, aunque dolido, asumió parte de la responsabilidad y le pidió que contactara a los clientes para recomprar los muebles. Mientras tanto, Theo lidiaba con su adicción a los opiáceos y su obsesión por Pippa, quien ahora vivía en Londres con su novio.
Un gran pesar que solo ahora empiezo a comprender: no elegimos nuestros sentimientos. No podemos obligarnos a querer lo que es bueno para nosotros o lo que es bueno para los demás. No escogemos ser las personas que somos.
Capítulo 10. «El idiota»: Compromisos y revelaciones
Para sorpresa de todos, Theo se comprometió con Kitsey Barbour, la hermana de Andy. Este compromiso, más que por amor, parecía ser un intento de Theo por encontrar estabilidad y complacer a la señora Barbour. Sin embargo, pronto descubrió que Kitsey mantenía una relación secreta con Tom Cable, un antiguo compañero de colegio.
En medio de los preparativos para la boda, Theo se reencontró inesperadamente con Boris en Nueva York. Boris, ahora un hombre de negocios con conexiones en el mundo criminal, le reveló una impactante verdad: años atrás en Las Vegas, había robado *El jilguero* y lo había reemplazado por un libro de texto. Theo, atónito, comprendió que durante todos esos años había estado protegiendo un paquete vacío.
Boris explicó que el cuadro había sido robado nuevamente y ahora estaba en manos de criminales europeos. Le propuso a Theo un plan para recuperarlo, sugiriendo que podrían obtener una recompensa por devolverlo. Desesperado y sin nada que perder, Theo aceptó acompañar a Boris a Ámsterdam.
Mientras tanto, Pippa visitó Nueva York y Theo pasó tiempo con ella, reafirmando sus sentimientos no correspondidos. Durante la fiesta de compromiso, Boris apareció nuevamente y convenció a Theo de abandonar la celebración para emprender el viaje a Ámsterdam inmediatamente, dejando atrás a Kitsey y a Hobie sin explicaciones adecuadas.
¿Qué pasa si da la casualidad de que tienes un corazón que no es de fiar? ¿Y si el corazón, por sus propios motivos insondables, te aleja con obstinación en una nube de resplandor indescriptible de la salud, de la vida doméstica...?
Capítulo 11. El canal del caballero: Misión en Ámsterdam
En Ámsterdam, Boris reveló su plan para recuperar *El jilguero*. Contactó a intermediarios del mundo criminal y organizó un encuentro para comprar el cuadro. Sin embargo, la situación se descontroló rápidamente. En lugar de pagar, Boris y sus cómplices intentaron robar el cuadro, desencadenando un tiroteo.
Durante el caos, Theo disparó y mató a un hombre, pero el cuadro desapareció nuevamente. Traumatizado y cubierto de sangre, Theo regresó solo al hotel, donde pasó días atormentado por lo sucedido, contemplando el suicidio. En su desesperación, tuvo un sueño vívido con su madre que le dio cierta paz.
Cuando Theo estaba a punto de entregarse a la policía, Boris reapareció con noticias sorprendentes: había recuperado *El jilguero* y lo había entregado anónimamente a las autoridades, asegurando una sustancial recompensa para ambos.
Capítulo 12. El Lugar de Encuentro: Reflexiones finales
De regreso en Nueva York, Theo confesó parte de la verdad a Hobie, quien mostró una comprensión inesperada. Hobie compartió reflexiones sobre el arte y la belleza, ayudando a Theo a reconciliarse con su pasado. Theo decidió dedicarse a reparar el daño causado, recomprando las falsificaciones que había vendido y reorganizando el negocio honestamente.
Pero si un cuadro te llega de verdad al corazón y cambia tu forma de mirar, de pensar, de sentir, no piensas: 'Oh, me encanta este cuadro porque es universal'. Esa no es la razón por la que alguien ama una obra de arte.
Theo rompió su compromiso con Kitsey, reconociendo que nunca se habían amado realmente. Comenzó a viajar, buscando antigüedades auténticas y reflexionando sobre su vida. Comprendió que, a pesar de todos los errores y tragedias, había encontrado cierta redención a través del arte y las conexiones humanas con personas como Hobie y Pippa.
En sus reflexiones finales, Theo meditó sobre el significado de *El jilguero* y cómo esta pequeña obra maestra, que representaba a un pájaro encadenado pero vivo, reflejaba su propia existencia. Reconoció que, aunque no podemos elegir nuestros sentimientos ni evitar el sufrimiento, podemos encontrar belleza y significado incluso en las experiencias más dolorosas.
Porque esta es la verdad: la vida es catástrofe. El hecho básico de la existencia —ir por ahí intentando alimentarnos y hacer amigos o lo que sea que hagamos— es una catástrofe. Olvidaos de esa ridícula tontería...