Cien años de soledad (García Márquez)

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Cien años de soledad
1967
Resumen de la novela
El original toma ~811 min para leer
Microresumen
Una aldea fundada por una familia experimentó prosperidad, guerras, tragedias e incesto. Al final, al cumplirse una predicción, el pueblo desapareció para siempre junto al último descendiente.

Resumen Breve

En la mítica aldea de Macondo fundador por José Arcadio Buendía, un hombre soñador e imaginativo obsesionado con descubrir inventos, su familia enfrentó repetidas tragedias durante generaciones. José Arcadio finalmente perdió la cordura y acabó atado a un castaño.

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José Arcadio Buendía — patriarca y fundador de Macondo, hombre de gran imaginación y espíritu emprendedor, obsesionado con inventos y descubrimientos, que termina enloqueciendo y atado a un castaño.

Su esposa, Úrsula Iguarán, fue la matriarca centenaria que sostuvo a la familia, manteniéndola unida y guiándola a través del éxito inicial y el posterior caos de la llegada de inventos, guerras y compañías extranjeras a Macondo.

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Úrsula Iguarán — matriarca de la familia Buendía, mujer centenaria, fuerte, trabajadora y sensata, que mantiene unida a la familia a lo largo de varias generaciones, preocupada por el bienestar familiar.

Su hijo, el coronel Aureliano Buendía, lideró múltiples rebeliones, primero idealista pero luego desencantado, terminó fabricando pequeños pescaditos de oro, alejado de la realidad violenta y compleja.

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Coronel Aureliano Buendía — hijo de José Arcadio Buendía y Úrsula, líder revolucionario que promovió 32 levantamientos armados, inicialmente idealista pero luego desilusionado, termina fabricando pescaditos de oro.

Los conflictos políticos y económicos transformaron radicalmente al pueblo. Posteriormente, la llegada de una compañía bananera llevó a una masacre brutal, encubierta oficialmente y negada por el gobierno.

Tras la declinación y aislamiento progresivo del lugar, Macondo entró en decadencia bajo fenómenos naturales extremos y abandonos familiares. Pasadas varias generaciones, el último de los Buendía, Aureliano Babilonia, se enamoró de su tía, Amaranta Úrsula. De esta unión nació un hijo con cola de cerdo, trayendo así la predicción fatal que destruyó la familia.

Aureliano Babilonia, en absoluta soledad, descifró los pergaminos del gitano Melquíades donde estaba escrita, cien años antes, la trágica historia de su familia. Al hacerlo, entendió que su destino estaba sellado y que Macondo desaparecería para siempre con él:

Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

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Resumen detallado por capítulos

Los títulos de los capítulos son editoriales.

Capítulo 1. Los orígenes de Macondo y la familia Buendía

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía recordaría el día en que su padre lo llevó a conocer el hielo. En aquella época, Macondo era una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas. El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre.

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

Cada año, una familia de gitanos visitaba Macondo con sus inventos. Melquíades, el líder de los gitanos, llevó imanes, lupas y otros artefactos que maravillaron a José Arcadio Buendía, quien se obsesionó con estos inventos hasta el punto de descuidar a su familia. Intentó usar los imanes para extraer oro de la tierra y la lupa como arma de guerra, pero fracasó en ambos intentos.

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Melquíades — gitano sabio y misterioso que trae inventos a Macondo, autor de los pergaminos que contienen la historia de la familia Buendía, muere y reaparece como fantasma.

José Arcadio Buendía descubrió que la tierra era redonda y planeó un viaje para encontrar la civilización, pero tras un peligroso recorrido solo encontró el mar. Úrsula, su esposa, lo convenció de quedarse en Macondo. Cuando los gitanos regresaron, José Arcadio se enteró de la muerte de Melquíades y conoció el hielo, que consideró el mayor invento de su tiempo.

Capítulo 2. El pasado de José Arcadio Buendía y Úrsula

La historia de la familia Buendía se remontaba al siglo XVI, cuando el pirata Francis Drake atacó Riohacha. La bisabuela de Úrsula quedó traumatizada por este evento y vivió atormentada por el miedo a los ingleses. Siglos después, sus descendientes, Úrsula y José Arcadio Buendía, primos entre sí, se casaron a pesar de la oposición familiar por temor a que engendraran hijos con cola de cerdo.

Úrsula, aterrorizada por las advertencias de su madre, se negó a consumar el matrimonio usando un pantalón de castidad. La situación cambió cuando José Arcadio Buendía mató a Prudencio Aguilar en un duelo de honor tras ser insultado por su supuesta impotencia. Atormentados por el fantasma de Prudencio, decidieron abandonar su pueblo natal y emprender un viaje que los llevó a fundar Macondo.

Durante el viaje, Úrsula dio a luz a José Arcadio. Tras meses de travesía, José Arcadio Buendía soñó con una ciudad de espejos llamada Macondo, lo que lo llevó a fundar la aldea junto a un río. Años después, nació Aureliano, quien mostraría desde pequeño dotes de clarividencia. El joven José Arcadio creció hasta convertirse en un adolescente fornido que inició una relación secreta con Pilar Ternera, quien quedó embarazada.

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Pilar Ternera — mujer sensual y misteriosa, lectora de cartas, madre de Arcadio y Aureliano José, posteriormente dueña de un burdel, conocedora de los secretos de la familia Buendía.

Poco después, José Arcadio se marchó con los gitanos, abandonando a Pilar y a su familia. Úrsula salió en su búsqueda y, tras meses de ausencia, regresó con noticias de pueblos civilizados al otro lado de la ciénaga, estableciendo una ruta comercial que transformaría Macondo.

Capítulo 3. El crecimiento de Macondo y la llegada del gobierno

Arcadio, el hijo de Pilar Ternera y José Arcadio, fue llevado a la casa de los Buendía. Mientras tanto, Macondo prosperaba gracias a la ruta comercial establecida por Úrsula. La aldea se transformó en un pueblo activo con comercio y artesanos. José Arcadio Buendía organizó el trazado de las calles y estableció un orden en el pueblo, permitiendo solo la liberación de pájaros y la instalación de relojes musicales.

Un día llegó Rebeca, una niña huérfana de once años, con un baúl, un mecedor y un talego con los huesos de sus padres. Nadie sabía exactamente su parentesco con la familia, pero decidieron quedarse con ella. Rebeca tenía el hábito de comer tierra y cal de las paredes, lo que preocupaba a Úrsula, quien intentó corregirla con diversos métodos.

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Rebeca — niña huérfana adoptada por los Buendía, con el hábito de comer tierra, se casa con José Arcadio (hijo) y vive aislada tras su muerte.

Visitación, una india guajira que servía en la casa, reconoció en Rebeca los síntomas de la peste del insomnio, una enfermedad que provocaba primero la incapacidad de dormir y luego el olvido. La enfermedad se propagó por todo Macondo. Para combatir el olvido, José Arcadio Buendía implementó un sistema de etiquetas para identificar cada cosa y su utilidad. Finalmente, Melquíades regresó de la muerte y trajo una sustancia que curó a todos.

Don Apolinar Moscote, el corregidor enviado por el gobierno, llegó a Macondo y ordenó pintar las casas de azul. José Arcadio Buendía lo expulsó, pero luego permitió que se quedara con la condición de que cada quien pintara su casa del color que quisiera. Aureliano quedó prendado de Remedios, la hija menor del corregidor.

Capítulo 4. La locura de José Arcadio Buendía

Úrsula decidió inaugurar la nueva casa con un baile, para lo cual adquirió una pianola. Pietro Crespi, un joven italiano, fue enviado para armarla y enseñar las danzas de moda. Rebeca y Amaranta quedaron prendadas de él. A pesar de algunos contratiempos, la fiesta se llevó a cabo con éxito. Pietro regresó varias veces, y Rebeca se enamoró profundamente de él.

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Amaranta — hija de José Arcadio Buendía y Úrsula, mujer resentida y solitaria que rechaza a sus pretendientes, marcada por su rivalidad con Rebeca y por llevar una venda negra en la mano.

Mientras tanto, Aureliano confesó su amor por Remedios, y a pesar de la oposición inicial de don Apolinar Moscote, el matrimonio se acordó. La armonía familiar se vio interrumpida por la muerte de Melquíades, quien fue enterrado con honores. Amaranta, celosa del amor entre Rebeca y Pietro, amenazó con impedir su boda.

José Arcadio Buendía, obsesionado con conectar una bailarina de cuerda al mecanismo del reloj, perdió la cordura. Tras un violento episodio, fue atado al castaño del patio, donde permanecería por muchos años, hablando en latín y comunicándose solo con Prudencio Aguilar.

Capítulo 5. Rebeca, Pietro Crespi y el matrimonio de Aureliano

Aureliano Buendía y Remedios Moscote se casaron tras un mes de preparativos apresurados debido a la temprana pubertad de Remedios. La boda de Rebeca y Pietro Crespi se pospuso indefinidamente debido a una carta falsa sobre la enfermedad de la madre de Pietro. El padre Nicanor Reyna llegó a Macondo y decidió quedarse para evangelizar a la población, realizando un truco de levitación para convencer a la gente de su poder divino.

José Arcadio Buendía se mostró escéptico ante el milagro, argumentando que era un simple truco científico. Rebeca vio en la construcción del templo una oportunidad para su boda con Pietro. Sin embargo, un evento inesperado ocurrió: Remedios Moscote murió repentinamente, envenenada por su propia sangre debido a un problema congénito.

De repente, José Arcadio regresó a Macondo, convertido en un hombre descomunal. Rebeca se sintió atraída por él y, tras un breve romance, se casaron, para consternación de Úrsula, quien los deshereda. Pietro Crespi, desconsolado, comenzó a visitar a Amaranta, quien finalmente aceptó casarse con él. Aureliano, preocupado por la situación política del país, se unió a los liberales y se convirtió en el coronel Aureliano Buendía.

Capítulo 6. La tiranía de Arcadio y su fusilamiento

Antes de partir a la guerra, el coronel Aureliano Buendía dejó a Arcadio a cargo de Macondo. Arcadio, interpretando el encargo a su manera, se convirtió en un dictador cruel e implacable. Creó un uniforme extravagante, impuso el servicio militar obligatorio, restringió las libertades y fusiló a quienes lo desafiaban. Úrsula se opuso a su tiranía y lo enfrentó públicamente, incluso azotándolo.

Mientras tanto, Amaranta rechazó a Pietro Crespi, quien se suicidó por desesperación. Amaranta, arrepentida, se quemó la mano en el fogón como castigo por su crueldad. Arcadio, hijo de Pilar Ternera, intentó tener una relación con ella, pero Pilar se negó y le pagó a Santa Sofía de la Piedad para que se acostara con él. Santa Sofía se convirtió en su amante y tuvieron una hija.

La guerra llegó a Macondo, y Arcadio se negó a rendirse. El pueblo fue atacado y Arcadio capturado. Antes de ser fusilado, pensó en su familia y lamentó no haber nombrado a su hija Úrsula y a su futuro hijo José Arcadio. Fue ejecutado frente al cementerio, donde Rebeca lo vio por última vez.

Capítulo 7. La captura del coronel Aureliano Buendía y su intento de ejecución

El coronel Aureliano Buendía fue capturado disfrazado de hechicero indígena y condenado a muerte. Úrsula, tras recibir la noticia, tuvo una premonición de que su hijo estaba vivo. Lo visitó en prisión, donde él le entregó sus poemas para que los quemara y le pidió que no suplicara por su vida. Úrsula le dio un revólver en secreto.

La ejecución se pospuso debido al temor de los militares a las consecuencias políticas. En el momento del fusilamiento, José Arcadio intervino con una escopeta, impidiendo la ejecución. El capitán Roque Carnicero y sus hombres se unieron a Aureliano, quien se convirtió en jefe de las fuerzas revolucionarias y estableció su cuartel general en Riohacha.

Mientras tanto, José Arcadio fue encontrado muerto en su dormitorio, con un disparo y un misterioso rastro de sangre. Rebeca se encerró en su casa y se aisló del mundo. José Arcadio Buendía murió poco después y fue enterrado en medio de una lluvia de flores amarillas. Tras su muerte, Prudencio Aguilar dejó de visitarlo en sueños.

Capítulo 8. Amaranta y Aureliano José: un amor prohibido

Amaranta y Aureliano José, hijo del coronel Aureliano Buendía y Pilar Ternera, desarrollaron una relación íntima y secreta. Aureliano José la veía desnuda desde niño, primero con inocencia y luego con deseo. Su relación se intensificó hasta que Úrsula casi los descubre, lo que llevó a Amaranta a poner fin al romance. Aureliano José, frustrado, buscó consuelo con prostitutas.

La guerra continuó con noticias contradictorias. El coronel Aureliano Buendía regresó brevemente a Macondo, dispersó la guarnición y se fue con otros oficiales. Intentó varios alzamientos más, pero sin éxito. Tras la guerra, el general conservador José Raquel Moncada se convirtió en alcalde de Macondo, creando un ambiente de paz.

Aureliano José regresó a Macondo, desertando de las tropas federalistas, con la intención de casarse con Amaranta. Ella lo rechazó, pero él persistió. Diecisiete hijos ilegítimos del coronel Aureliano Buendía llegaron para ser bautizados. Aureliano José fue asesinado por el capitán Aquiles Ricardo. El coronel Aureliano Buendía atacó Macondo, capturó al general Moncada y lo fusiló a pesar de las súplicas de Úrsula.

Capítulo 9. La transformación del coronel y su retiro de la guerra

El coronel Gerineldo Márquez percibía el vacío de la guerra a través de sus conversaciones telegráficas con el coronel Aureliano Buendía. Mientras tanto, cortejaba a Amaranta, quien lo rechazaba continuamente aunque no podía vivir sin su presencia. Aureliano regresó a Macondo, transformado y distante, con tres amantes y sin interés en la guerra.

Aureliano se mostraba indiferente a los asuntos de la guerra, delegando decisiones importantes a la "Divina Providencia". Ordenó el arresto de Gerineldo por traición y lo condenó a muerte. Úrsula lo visitó y le advirtió que lo mataría si ejecutaba a Gerineldo. Finalmente, Aureliano lo liberó y le propuso terminar con la guerra.

En el armisticio, Aureliano se mostró desinteresado y destruyó todo rastro de su pasado. Tras un intento de suicidio fallido, rechazó la Orden del Mérito y consideró volver a la guerra. Finalmente, se dedicó a la vida doméstica renovada por Úrsula, fabricando pequeños pescaditos de oro en su taller.

Capítulo 10. Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo: vidas gemelas y distintas

Aureliano Segundo, en su lecho de muerte, recordaba el día en que conoció a su primer hijo. Úrsula sentía inquietud por la repetición de nombres en la familia y sus trágicas consecuencias. Creía que los Aurelianos eran retraídos pero lúcidos, mientras que los José Arcadio eran impulsivos y estaban destinados a un destino trágico.

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Aureliano Segundo — nieto de José Arcadio Buendía y Úrsula, gemelo de José Arcadio Segundo, hombre festivo y extravagante, esposo de Fernanda del Carpio y amante de Petra Cotes.
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José Arcadio Segundo — nieto de José Arcadio Buendía y Úrsula, gemelo de Aureliano Segundo, líder sindical que sobrevive a la masacre de los trabajadores y se refugia en el cuarto de Melquíades.

Ya esto me lo sé de memoria —gritaba Úrsula—. Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio.

José Arcadio Segundo y Aureliano Segundo eran gemelos tan parecidos que ni siquiera Santa Sofía de la Piedad podía diferenciarlos. En la adolescencia, sus personalidades comenzaron a diferenciarse: Aureliano Segundo se interesó por los manuscritos de Melquíades, mientras que José Arcadio Segundo quedó traumatizado al presenciar un fusilamiento y se dedicó a criar gallos de pelea.

Aureliano Segundo abandonó el cuarto de Melquíades y comenzó una relación con Petra Cotes. Ambos hermanos compartieron a esta mujer hasta que ella repudió a José Arcadio Segundo. La fortuna de Aureliano Segundo creció gracias a la influencia de Petra Cotes, cuyo amor hacía proliferar sobrenaturalmente a los animales. Se casó con Fernanda del Carpio, pero siguió viviendo con Petra Cotes.

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Fernanda del Carpio — esposa de Aureliano Segundo, mujer de origen aristocrático, rígida, religiosa y conservadora, que impone sus costumbres en la casa de los Buendía.

Capítulo 11. La llegada de la compañía bananera y la transformación de Macondo

El matrimonio de Aureliano Segundo y Fernanda del Carpio casi se disuelve cuando él intenta compensar a Petra Cotes haciéndole un retrato vestida de reina. Fernanda, ofendida, decide marcharse, pero Aureliano la alcanza y la convence de regresar. Sin embargo, pronto vuelve secretamente al lecho de Petra para que los animales sigan procreando.

Fernanda impone sus costumbres aristocráticas en la casa, generando conflictos con Úrsula y Amaranta. El coronel Aureliano Buendía teme que la familia se vuelva conservadora. El gobierno organiza un jubileo en su honor, pero él lo rechaza. Sus hijos, sin conocerse entre sí, llegan a Macondo para la celebración. Aureliano Triste, uno de ellos, decide quedarse e instala una fábrica de hielo.

Aureliano Triste concibe la idea de traer el ferrocarril a Macondo, transformando el pueblo. Aureliano Segundo financia el proyecto. El ferrocarril trae consigo una oleada de forasteros y la compañía bananera, que construye un sector exclusivo para los estadounidenses, contrastando con el pueblo original.

Capítulo 12. Remedios la Bella y el exterminio de los hijos de Aureliano

La llegada de la modernidad a Macondo a través del ferrocarril y la compañía bananera transformó el pueblo. Los habitantes, inicialmente deslumbrados por las nuevas invenciones como el cine y los gramófonos, pronto se desilusionaron, considerándolos trucos en comparación con las experiencias humanas auténticas. El teléfono, en cambio, desconcertó incluso a los más incrédulos.

Remedios, la bella, permanecía ajena a la fiebre del banano, viviendo en su propio mundo de simplicidad. Su belleza y comportamiento poco convencionales perturbaban a los hombres, quienes la percibían como una fuerza inquietante. Varios hombres murieron por su causa, lo que llevó a la gente a creer que poseía poderes de muerte. Un día, mientras ayudaba a Fernanda a doblar sábanas, Remedios se elevó al cielo, llevándose las sábanas con ella.

No había ningún misterio en el corazón de un Buendía que fuera impenetrable para ella, porque un siglo de naipes y de experiencias le había enseñado que la historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables.

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Los hijos del coronel Aureliano Buendía comenzaron a ser asesinados sistemáticamente por criminales invisibles, que apuntaban a la cruz de ceniza en sus frentes. El coronel se sintió culpable y denunció la complicidad del padre Antonio Isabel. Abandonó la fabricación de pescaditos y se encerró en su dolor, buscando en vano los presagios de su juventud.

Capítulo 13. La ceguera de Úrsula y la doble vida de Aureliano Segundo

Úrsula, aunque ciega, se esforzaba por mantener el control de la casa, aprendiendo a reconocer las cosas por el tacto, el olfato y el sonido. Descubrió que la familia repetía rutinas diarias y que las cosas se perdían cuando se rompían esas rutinas. En su soledad, examinó los acontecimientos familiares y cambió su opinión sobre sus descendientes, comprendiendo que el coronel Aureliano Buendía nunca amó a nadie y que sus guerras fueron motivadas por soberbia.

Fernanda impuso sus leyes en la casa, seleccionando a los comensales e imponiendo rígidas normas. Aureliano Segundo se sentía más cómodo con Petra Cotes y trasladó sus actividades a su casa. Se volvió más parrandero que nunca y atrajo a glotones de todas partes para participar en torneos de comida. Fue derrotado por Camila Sagastume, "La Elefanta", y casi murió de congestión.

El coronel Aureliano Buendía se aisló cada vez más y la familia lo consideraba como si hubiera muerto. Un día, salió a la puerta para ver el desfile de un circo y recordó la tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Regresó al castaño y se quedó inmóvil con la frente apoyada en el tronco. La familia no se enteró de su muerte hasta el día siguiente.

Capítulo 14. Meme y Mauricio Babilonia: un amor prohibido

Las últimas vacaciones de Meme coincidieron con el luto por la muerte del coronel Aureliano Buendía. Fernanda impuso un duelo riguroso en la casa. Aureliano Segundo regresó a dormir en la casa durante las vacaciones de Meme, y Fernanda recuperó sus privilegios de esposa legítima, dando como resultado el nacimiento de Amaranta Úrsula.

Meme terminó sus estudios de clavicordio y desarrolló una relación de camaradería con su padre, quien la liberó de la tutela de Fernanda. Se hizo amiga de jóvenes norteamericanas y asistía a los bailes de los sábados en casa del señor Brown. Amaranta murió inesperadamente, anunciando su muerte con varios años de anticipación y tejiendo su propia mortaja.

Meme se enamoró de Mauricio Babilonia, un aprendiz de mecánico. Fernanda los descubrió besándose en el cine y encerró a Meme. A pesar de la oposición de Fernanda, Meme se entregó a Mauricio sin resistencia. Fernanda contrató una guardia nocturna, y Mauricio fue herido al intentar entrar en el baño donde Meme lo esperaba. Murió de viejo en la soledad, atormentado por los recuerdos y las mariposas amarillas.

Capítulo 15. La huelga de los trabajadores y la masacre silenciada

Los problemas de Macondo se intensificaron con la llegada del hijo de Meme. Fernanda lo escondió en el antiguo taller de Aureliano Buendía, haciéndolo pasar por un niño abandonado. Solo Santa Sofía de la Piedad y Amaranta Úrsula conocían la verdad. Aureliano Segundo descubrió la existencia de su nieto tres años después, cuando el niño escapó brevemente.

Tras el incidente con Mauricio Babilonia, Fernanda decidió enviar a Meme a un convento. Meme, en silencio desde el disparo que hirió a Mauricio, fue llevada sin explicaciones. Pasó el resto de su vida en silencio, recordando a Mauricio, hasta su muerte en un hospital de Cracovia. Fernanda regresó a Macondo, encontrando la situación tensa debido a la huelga de los trabajadores de la compañía bananera.

José Arcadio Segundo lideró la huelga, que fue reprimida violentamente por el ejército. Sobrevivió a la masacre, pero nadie creyó su relato. La versión oficial negó la masacre, afirmando que los trabajadores volvieron a sus casas. José Arcadio Segundo se escondió en el cuarto de Melquíades, protegido por Santa Sofía de la Piedad, y se dedicó a leer los pergaminos, encontrando consuelo en su soledad.

Capítulo 16. El gran diluvio y la decadencia de Macondo

Una lluvia torrencial azotó Macondo durante cuatro años, once meses y dos días. Aureliano Segundo, cuya ropa estaba en casa de Petra Cotes, se refugió en la casa familiar y se dedicó a reparar los daños causados por la lluvia. La lluvia causó estragos en la casa, oxidando objetos y permitiendo que la humedad lo invadiera todo. Úrsula casi murió desangrada por sanguijuelas.

Aureliano Segundo conoció a su nieto, el hijo de Meme, y lo reconoció como un legítimo Aureliano Buendía. Comenzó a mostrarles las láminas de la enciclopedia inglesa a los niños, inventando nombres y leyendas para satisfacer su curiosidad. El coronel Gerineldo Márquez murió durante la lluvia, y Úrsula anunció que esperaba que pasara la lluvia para morir.

Aureliano Segundo se obsesionó con la búsqueda del tesoro enterrado por Úrsula y excavó por toda la casa, causando graves daños. Finalmente, la lluvia empezó a apaciguarse y el sol volvió a brillar. Macondo estaba en ruinas y la compañía bananera había desmantelado sus instalaciones. Petra Cotes había logrado mantener su casa en pie y estaba rifando objetos para restaurar su fortuna.

Capítulo 17. Muertes en la familia y deterioro de la casa

Úrsula se esforzó por cumplir su promesa de morir cuando escampara. Tras la lluvia, recuperó lucidez y se dio cuenta de que los niños la usaban como juguete. Decidió restaurar la casa, involucrando a todos en una frenética labor de limpieza y reparación. Abrió el cuarto de Melquíades, donde encontró a José Arcadio Segundo releyendo los pergaminos.

Fernanda embellecía la casa ante la noticia del regreso de José Arcadio desde Roma. Úrsula insistía en abrir puertas y ventanas para espantar la ruina, pero la casa permanecía cerrada por orden de Fernanda. Úrsula se redujo físicamente y se momificó en vida. Murió un Jueves Santo, a una edad estimada entre 115 y 122 años. Su entierro fue poco concurrido.

Rebeca murió encerrada en su casa, y Aureliano Segundo se encargó del entierro. Macondo estaba en ruinas, y el olvido carcomía los recuerdos. Aureliano Segundo murió de cáncer de garganta, y José Arcadio Segundo murió al mismo tiempo. Los ataúdes fueron confundidos, y fueron enterrados en tumbas equivocadas.

Capítulo 18. El regreso de José Arcadio y su muerte misteriosa

Aureliano se aisló en el cuarto de Melquíades, aprendiendo sobre leyendas, ciencia demonológica y alquimia. Santa Sofía de la Piedad lo cuidaba, preocupándose por su bienestar. Aureliano conversaba con Melquíades, quien le reveló que sus visitas estaban contadas y le indicó dónde encontrar un libro de sánscrito.

Santa Sofía de la Piedad decidió marcharse, dejando la casa a su suerte. Fernanda murió y José Arcadio regresó de Roma, encontrando el cuerpo intacto. Restauró el dormitorio de Meme y el baño, y recogió niños del pueblo para que jugaran en la casa. Cuatro niños mayores lo cuidaban, y una noche encontraron el tesoro enterrado por Úrsula.

José Arcadio convirtió la casa en un paraíso decadente, gastando el tesoro en lujos. Organizó una fiesta con los niños, que terminó en desastre. Los expulsó de la casa a latigazos, pero poco después, los niños lo asesinaron en la alberca para robarle el oro.

Capítulo 19. Amaranta Úrsula y Aureliano: el último amor Buendía

Amaranta Úrsula regresó a Macondo con su esposo Gastón, un flamenco maduro con aires de navegante. Se propuso restaurar la casa y revitalizar Macondo, mostrando un espíritu alegre y moderno. Gastón, aunque escéptico, apoyaba a su esposa. Después de dos años en Macondo, comenzó a sentirse alarmado por la persistencia de Amaranta Úrsula en quedarse.

El regreso de Amaranta Úrsula influyó en la vida de Aureliano, quien comenzó a explorar el pueblo y a frecuentar la librería del sabio catalán. Conoció a Nigromanta, una mujer del barrio de tolerancia, y se unió a un grupo de amigos con quienes discutía sobre literatura. Aureliano se enamoró de Amaranta Úrsula, pero ella lo rechazó inicialmente.

Aturdido por dos nostalgias enfrentadas como dos espejos... terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo, que olvidaran cuanto él les había enseñado del mundo y del corazón humano, que se cagaran en Horacio.

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Una tarde, Aureliano y Amaranta Úrsula tuvieron un encuentro apasionado en el dormitorio nupcial, mientras Gastón estaba en el cuarto contiguo. Gastón regresó a Bruselas, y Aureliano y Amaranta Úrsula se entregaron a una pasión insensata, aislándose del mundo exterior.

Capítulo 20. El nacimiento del niño con cola de cerdo y el fin del linaje Buendía

Pilar Ternera murió durante una fiesta y fue enterrada sentada en su mecedora. El sabio catalán, derrotado por la nostalgia, vendió su librería y regresó a su pueblo natal. Sus amigos siguieron su consejo y abandonaron Macondo. Aureliano y Amaranta Úrsula eran los únicos seres felices en un Macondo olvidado.

Amaranta Úrsula quedó embarazada. Aureliano descubrió que podría ser hermano de su mujer, lo que los atormentaba. Profundizando en el pasado, Amaranta Úrsula recordó que el pequeño Aureliano no era hijo de nadie porque había sido encontrado flotando en una canastilla. Aceptaron esta versión, no porque la creyeran, sino porque los ponía a salvo de sus terrores.

Sólo entonces descubrió que Amaranta Úrsula no era su hermana, sino su tía, y que Francis Drake había asaltado a Riohacha solamente para que ellos pudieran buscarse por los laberintos más intrincados de la sangre.

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Amaranta Úrsula dio a luz a un niño con cola de cerdo, tal como habían temido los Buendía durante generaciones. Murió desangrada durante el parto. Aureliano, desesperado, salió a vagar por el pueblo desierto. Al regresar, encontró que las hormigas se habían llevado al niño. En ese momento, descifró los pergaminos de Melquíades y comprendió que contenían la historia de la familia Buendía, escrita con cien años de anticipación.

Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del huracán bíblico, cuando Aureliano saltó once páginas para no perder el tiempo en hechos demasiado conocidos.

Aureliano leyó que estaba descifrado su propio destino en el momento de descifrarlo, y que Macondo sería arrasado por el viento y desterrado de la memoria de los hombres en el instante en que él acabara de descifrar los pergaminos, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.